lunes, 21 de junio de 2010

Así debe ser.






















Inmóvil, solo, y mi sombra, fija,
desvaneciéndose lentamente, muy lenta.

El único sonido es el de mi mente,
esta inquieta, no se detiene
es necia y persistente
me cansa... me agobia.

Logro ver desde aquí la silueta de tu fina voz,
tan dulce y delicada.

Tan pesada y directa... fulminante.

Desvanezco, como mi sombra,
como las ganas de llorar,
como las ganas de pelear.

Cierro los ojos y dejo que todo se disuelva.
Tu brillo se agota así como mi paciencia,
como mi entusiasmo, como mi alma.

Te vas, todo se oscurece.
Mis colores se apagan y mi risa se acaba.

La suave brisa me acaricia, pretende ser dulce,
pero no lo logra, su olvido me hiere y me mata.

Se esfuma, pero se detiene... voltea,
y me regala una última mirada,
es tan tierna, brilla de nuevo, me envuelve y me domina,
me enamora, me besa y devuelve la vida.

Su sonrisa es cruel, me anima y convence
que todo estará bien, que así debe ser.

Se aleja.

Suspiro y cierro los ojos,
y aquí me encuentro... inmóvil, solo,
y mi sombra, fija...

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